miércoles, 20 de enero de 2010

Visión




"Fase tras fase, la disolución del mundo prosigue, sin 
interrupción, sin extravío."                      
                                                               René Char

La cosa que yace entre los árboles
En la nada inscrita
Como el decir que cae al suelo
Enredado en la tumba donde sopla el viento
Árbol de donde cae el mono
Padre del hombre
Y del cual recogimos estos frutos malvendidos
Y el viento arranca nuestra carne
Y la palabra muerde los frutos
Mientras talamos el árbol de la Ciencia
Y la palabra otra vez cae al suelo
Herida por la misma palabra
Que canta el hombre de boca cosida
Al viento que todo lo borra
Al viento
Y la cabeza borra toda existencia anterior
Como si el hombre o el mono
Jamás hubieran existido.



Leopoldo María Panero
CAER












martes, 12 de enero de 2010

La escritura de las piedras








a  Roger Caillois (1913-1978)





Me  he  preguntado con  frecuencia  si en el
caso de Caillois el rechazo de la reiteración 
(lo que él llama su "dispersión fundamental")
no haría difícil e incluso imposible  cualquier
tentativa  de  identificar  su  "yo verdadero". 
El es lo contrario de un obseso, y sólo los
obsesos  muestran su "verdadero yo",  quizá
sólo ellos sean lo suficientemente  limitados
como para  poseer uno.

Remontarse no sólo más allá de lo humano,
sino de la vida misma,   alcanzar el principio
de las edades, convertirse en contemporáneo
de lo inmemorial; ése es el propósito de este
mineralogista que muestra su júbilo  cuando 
descubre en un nódulo de ágata anormalmente
ligero un ruido de líquido, agua oculta en su
interior desde  la aurora del  planeta,   agua 
"anterior",   "agua de los orígenes", 
"fluido incorruptible"   que da la impresión,
al individuo que lo contempla, de sentirse en
el universo, como un intruso alelado.

La  búsqueda  de  los comienzos  es la  más
importante  de  todas  cuantas  pueden 
emprenderse.
Es también  la única  manera  de  evadirse
que no sea una deserción o un engaño.   
Cuando  nos  hemos  acostumbrado  a
aferrarnos al porvenir, a colocar el apocalipsis
por encima de la cosmogonía, a idolatrar el
estallido y el fin,  a confiar hasta el ridículo
en la Revolución o en el Juicio Final.  (toda
nuestra arrogancia profética procede de ahí)
¿No valdría más dirigirse hacia un caos mucho
mas rico que el que aguardamos?.  Caillois se
vuelve preferentemente hacia el momento en
que ese caos inicial, que se va calmando,
intenta alcanzar una forma, una estructura,
hacia esa fase en que las piedras,  tras 
"el ardiente instante de  su génesis",  se
convierten  en "álgebra, vértigo, orden".

CIORAN
(fragmento de un comentario sobre "Piedras"
obra científica y poetica de R.Caillois)












lunes, 4 de enero de 2010

flor en la noche








EDGE


The woman is perfected
Hear dead

Body wears the smile of accomplishment,
The illusion of a Greek necessity

Flows in the scrolls of her toga,
Her bare

Feet seem to be saying:
We have come so far, it is over.

Each dead child coiled, a white serpent,
One at each little

Pitcher of milk, now empty.
She has folded

Them back into her body as petals
Of a rose close when the garden

Stiffens and odours bleed
From the sweet, deep throats of the night flower.

The moon has nothing to be sad about,
Staring from her hood of bone.

She is used to this sort of thing.
Her blacks crackle and drag.



------------


FILO


La  mujer alcanzó la perfección.
Su cuerpo

Muerto, muestra la sonrisa de realización;
La apariencia de una necesidad griega

Fluye por los pergaminos de su toga;
Sus pies

Desnudos parecen decir:
Hasta aquí hemos llegado, se acabó.

Los niños muertos, ovillados, blancas serpientes,
Uno a cada pequeña

Jarra de leche, ahora vacía.
Ella los ha plegado

De nuevo hacia su cuerpo; así los pétalos
De una rosa cerrada, cuando el jardín

Se envara y los olores sangran
De las dulces gargantas profundas de la flor de la noche.

La luna no tiene por qué entristecerse,
Mirando con fijeza desde su capucha de hueso.

Está acostumbrada a este tipo de cosas.
Sus negros crepitan y se arrastran.




Sylvia Plath  (1932-1963)
ARIEL

FILO,  fué su último poema,
(escrito seis días antes de 
poner fin a su vida).

traducción de Ramón Buenaventura















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